
El autor Pastor Ulises Barreiro en su libro “Fantásticas Historias de San Telmo”, incluye tres historias fantásticas donde deja ver la impronta del barrio y su gente.
Reseña del libro:
El libro relata 3 historias que coinciden en un mismo lugar pero que son diferentes en el tiempo:
- El 1er cuento es: “Obtusa y la Plaza Dorrego”, el cual protagoniza un hombre común, Obtusa, un vecino de San Telmo que duerme debajo de un antiguo árbol que está en la Plaza Dorrego. Tiene 30 años de edad, y decidió dejar todas las leyes del sistema, lo cual hace que viva cada día vivencias comunes como por ejemplo, alimentarse de las sobras que le brindan los dueños de los restaurantes, además de tomar algún vino de las monedas del turismo. El cuento transcurre en Julio en pleno invierno en la Ciudad de Buenos Aires, en vida rutinaria de la Plaza Dorrego, donde tangueros y cantantes ofrecen sus espectáculos a quienes circulan por allí. El relato se centra en Obtusa, este personaje que va andando por las calles de San Telmo y se va topando con gran cantidad de amigos, causando saladas conversaciones que nos transmitirán mucha gracia. La parte fantástica se puede apreciar en el final del cuento.
- El 2do cuento, llamado “21 de Diciembre”, cuenta los últimos momentos que vivió un joven inmigrante de Argelia, llamado Zineddin Rachem, que vive en una pensión de San Telmo, en la calle Perú. Este relato dice que la tierra está por desvanecerse, como dicen los Mayas. El cuento nos revela una visión sobre el fin del mundo, desde San Telmo. La historia tiene un condimento muy atractivo si consideramos que este año 2012, viviremos el famoso 21 de diciembre, según anunció la civilización Maya. Naturalmente, con el tiempo se verá si lo que escribió este autor se vuelve realidad o no.
- Finalmente, tenemos el relato llamado “El Conde Finochetto y Némesis”, el cual cuenta las vivencias que tienen unos jóvenes, que estudian y trabajan, que viven con un particular y extraño personaje. Es atractivo el escenario donde se cuenta la historia, un barrio donde el estudiante y el trabajador se topan, conviven y a veces son la misma persona. Pero lo mejor es la parte fantástica que nos muestra el autor, que se trata de la posible convivencia de ese hombre con un extraterrestre pero que tiene apariencia humana.
Fantásticos relatos de San Telmo se juntan en estos 3 cuentos que rinden un homenaje al interesante barrio que le da nombre al libro. El toque fantástico roza la disposición de los cuentos, generando en ciertos momentos, habitualmente en el final, apariciones decisivas e impactantes.
Un elemento que es inquebrantable en la obra de este autor es la creación de personajes que pasan por situaciones de marginalidad y desigualdad en el aspecto económico y social, aspecto que el autor pudo desarrollar en persona por su situación de pertenecer a la clase trabajadora, además de que parte de los relatos son recuerdos de cuando él vivía en San Telmo.
La actitud política que tiene el autor se ve generalmente mediante estos personajes, en sus pensamientos, sus actitudes y sus conversaciones, como así también en sus situaciones vividas.
“Fantásticas Historias de San Telmo” empieza clasificando a los posibles lectores del libro, según los diferentes niveles de conciencia que pueden tener en relación al mundo y con otra persona, tanto del otro como humano como no humano.
En esta ocasión, también el escritor se ve optimista en cuanto a un indudable despertar de los seres humanos en este inicio de siglo XXI. En los cuentos, este proceso toma un “tiempo” confuso pero habituado por los ciudadanos, pero conocido como tiempo subjetivado y objetivado al mismo tiempo, donde “las semanas pueden parecer segundos y los segundos pueden parecer semanas”.
En este relato el espacio y la apreciación del mismo es muy importante, y juega con las leyes de la física cuántica que actualmente dominan el saber en nuestro paradigma científico hegemónico. Se cuenta un breve resumen de la historia de San Telmo, donde se narran historias, y nos cuenta en ciertos relatos, hasta por qué calles y qué sitios transitaba Carlos Gardel o Einstein.
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